09 / 05 / 2017
Cuando participamos en un programa de intercambio o curso de idiomas generalmente durante la experiencia nos recibe una familia anfitriona. Se pueden dar vivencias muy satisfactorias, pero en ocasiones se dificulta un poco. Generalmente depende más de nosotros que de ellos, por eso acá te dejamos 12 consejos que nos comparte Brockenhurst College (UK), que estamos seguros te servirán.
¿Tienes alergia al maní, no te gusta el marisco y te dan miedo los perros de todos los tamaños? Cuéntaselo enseguida a tu familia de acogida. Deberían saber tus datos más importantes por tus papeles, pero algunas cosas hay que recalcarlas, especialmente cuando se trata de cuestiones de salud. Además, es mejor discutir preferencias culinarias o restricciones dietéticas antes de sentarse a la mesa y que todo el mundo se te quede mirando mientras escarbas la comida. (Sin embargo, para ser justo, pruébalo todo antes de decir que no te gusta).
Llevar un regalo es la mejor forma de romper el hielo. No tienes que gastarte mucho, un pequeño detalle algo típico de Chile servirá para ganar puntos. Además, ayudará a tus anfitriones a recordar lo increíble que eras como miembro temporal de la familia.
La comida une a la gente. Intenta estar en casa para las comidas y colabora en poner la mesa o lavar los platos. La comida es perfecta para conocer gente y sentarse alrededor de la mesa para cenar, es una forma divertida de aprender nuevas palabras y practicar tus habilidades de conversación. Si sabes cocinar puedes preparar algo típico de Chile y llevar el intercambio cultural al siguiente nivel.
Aunque se esté pagando por el alojamiento, siempre recuerda que eres parte de una familia que no es la tuya, colabora respetando sus horarios y toques de queda. Si las comidas son a las 19.00 horas, asegúrate de llegar a tiempo. Si no vas a estar en casa para alguna comida o actividad, infórmalo con tiempo a tu familia anfitriona. Si perdiste el autobús y vas a llegar tarde a casa, comunícalo. Aunque no sean tus padres, se preocuparán por ti.
Probablemente tendrás que acostumbrarse a una comida diferente, a nuevas formas de doblar la ropa y a normas diferentes de las que hay en tu casa. Recuerda: diferente y nuevo no significan malo. Las cosas se hacen de forma diferente en todo el mundo y, mientras que funcione, es bueno y parte del proceso de aprendizaje. Siendo honestos, este es uno de los principales objetivos de los programas de estudio internacional. Vivir y aceptar las diferencias culturales es algo que ampliará tus horizontes y hará que tengas una mentalidad más abierta y seas una persona más madura.
Recuerda que no estarás viviendo en un hotel, y tu madre anfitriona no será tu empleada. Mantén limpia y ordenada tu habitación, no dejes los platos en el lavaplatos y no dejes los envases vacíos en el refrigerador. Ayuda a llevar la compra desde el coche hasta la casa. Preocúpate de tomar duchas de no más de 10 minutos. No invites a amigos o visitantes a quedarse a dormir o llevarlos a cenar si no han sido invitados por los dueños de casa. No te pases todo el domingo durmiendo y no te quejes si no está el desayuno preparado cuando te despiertes. En pocas palabras, intenta comportarte lo mejor lo mejor posible, y siempre sé cordial y amable con los integrantes de la casa.
Por supuesto, puedes y debes pasar tiempo con tus nuevos amigos de la escuela, pero ¿por qué no pasar también buenos momentos con tu familia anfitriona? Cuando estás en un país extranjero, ir al supermercado o ver jugar al fútbol a tu hermana anfitriona puede ser muy emocionante. Participar en las actividades de la vida cotidiana es una experiencia que crea vínculos y que te permite practicar tus habilidades con el idioma y conocer una nueva cultura. Además, no has atravesado medio mundo para quedarte en tu habitación y mirar fijamente el teléfono, ¿verdad? Quién sabe, puede que incluso descubras una nueva afición y hagas nuevos amigos.
La clave para aprender un nuevo idioma es superar el miedo a cometer errores, y tu familia anfitriona será perfecta para practicar tus habilidades de conversación. Hablan como «gente real», así que podrás oír un montón de modismos, frases y expresiones que no se aprenden en un libro de texto. Pasa tiempo en el salón o en la cocina y pídeles ayuda con tus tareas. Si no entiendes algo de lo que dicen, no lo ocultes, e intenta hablar todo lo que puedas.
Muestra interés por sus trabajos, comida favorita o aficiones. Haz preguntas, ten curiosidad y trata de aprender de ellos. Es la mejor manera de descubrir una cultura diferente y practicar tu vocabulario. Pero, respeta el espacio personal y no fuerces una relación personal con tu familia anfitriona.
Puede que tu madre cocine mejor el pastel de carne y que no quieras comer patatas cinco veces a la semana. Si no te gusta la emisora de radio del coche o la serie que todos ven en la televisión, respira hondo y no te quejes. Esta es sólo tu familia temporal y tienen su propia manera de hacer las cosas, aunque esto implique un gusto musical cuestionable. Después de unas pocas semanas o meses, podrás volver a tu antigua vida y tendrás un montón de buenas anécdotas y recuerdos para compartir. Recuerda que no estás cumpliendo una condena, todo pasa.
Siempre que la gente convive, puede haber conflictos, no es divertido, pero suceden y generalmente se desvanecen. En caso de que no te lleves bien con tu familia anfitriona o haya un problema importante que te moleste, intenta hablar primero con la familia. Si eso no es posible, habla con la organización que te asignó la familia de acogida. Procura hacer una crítica constructiva y no te quejes de cosas que son diferentes, pero no necesariamente preocupantes. Sé consciente de que puede llevarles algún tiempo acostumbrarse los unos a los otros.
La amistad no se puede forzar, pero es de esperar que tú y tu familia de acogida se lleven bien y sigan en contacto después de que te vayas. Después de todo, has formado parte de su vida y ellos de la tuya durante un tiempo.